Escrito de Ficcion
Termino
al fin la tarea que debo entregar por la mañana. El cansancio hace que
batalle para ver la jora que aparece en minúscula en la pantalla de la
computadora… 2:59…
¿En serio llevo trabajando 5 horas en esto? Me pregunto a mí mismo mientras que escucho como a afuera la lluvia aumenta de intensidad, guardo el archivo que contiene lo que tal vez sea lo único que pueda salvar mi semestre de repetir una materia que de por si detesto.
La operación se completa y el documento queda a salvo en el pequeño dispositivo en forma de matryoshka, en acto seguido un fuerte estruendo hace que de un pequeño brinco en mi silla, pierdo el equilibrio y caigo de espaldas al suelo, sobo mi nuca y noto que tengo dificultad para ver a mi alrededor, todo estaba oscuro, no escuchaba el sonido del ventilador de mi computadora, la luz se había ido por completo, doy un suspiro agradeciendo que me haya tomado la molestia de guardar el documento hace unos momentos en lugar de esperar a hacerlo hasta mañana… posiblemente me hubiera puesto como mono rabioso – digo a nadie en particular mientras escucho una pequeña risa que proviene de la entrada a mi estudio.
Me levanto en cuestión de segundos no esperando algo más que mi presencia en la pequeña habitación, mis músculos pierden un poco de tensión al más o menos reconocer la figura que se encuentra frente a mí – Oh, eres tu ¿te despertó el aguacero? Fue un fuerte trueno el que sonó hace poco ¿no? – mis palabras salieron en dirección hacia la figura sombría, espere una respuesta, pero esta jamás llego.
-Sé que no te gustan las tormentas pero no te preocupes, mencionaron en las noticias que la tormenta solo será durante la madrugada… al menos eso espero, tengo que entregar este reporte mañana temprano – Como si le hablara a la pared, la figura se quedó ahí, inmóvil, ni una respuesta obtuve, no podía ver muy bien con tan poca luz, si llegó a realizar un gesto no pude notarlo.
Me acerque un poco hacia la puerta, esperando que mi visión se ajustara a la penumbra y asi tener una imagen más clara de lo que había frente a mí – oye, estas muy callada ¿pasa algo? ¿estás bien? – mi vista se aclaró un poco, lo suficiente para reconocer a quien se encontraba frente a mí, una figura fémina tan solo unos pocos centímetros más alta que yo, figura que desde el momento en que note su presencia permanecía con los ojos cerrados, inmóvil, su cuerpo temblaba levemente y sus puños yacían cerrados fuertemente.
Un segundo estruendo se hizo escuchar al mismo tiempo que sentía como el flujo de aire me era cortado, algo no muy grueso pero flexible rápidamente se encontraba enrollado alrededor de mi cuello, podía sentir que mis pies ya no tocaban el suelo de madera, todo fue tan rápido que mis manos tardaron en reaccionar hasta que el instinto llego a ellas, lleve mis palmas hacia el objeto que me mantenía preso, tratando de liberar un poco la presión, podía sentir las ondulaciones y la textura de piel, mis ojos se encaminaron rápido a la figura me observaba desde abajo, un par de ojos lila hicieron acto de presencia, dirigidos directamente a mí, eran fáciles de notar ya que parecían brillar, como si poseyeran luz propia.
Los orbes que me observaban no eran como los que había visto la tarde anterior, estos eran más angostos y enfocados, más que los ojos de una persona parecían los de un depredador que tiene en la mira a su presa. – Oye, po… podrías aflojar un poco, me cuesta respirar, por favor – mis palabras más que el grito que hubiera querido soltar salieron como un suspiro, me faltaba el aire, no sabía si debido a eso mi vista se nublaba o simplemente faltaba más luz en la habitación, un movimiento súbito me saco de mis pensamientos mientras fui arrojado fuera, hacia el frio piso de loseta del pasillo adjunto.
Di un respiro rápido, mis pulmones agradecían el paso del valioso oxígeno, trate de normalizar mi respiración lo más pronto que pudiera pero una fuerte pisada y el crujir del marco de la puerta al ser prensada por una afelpada extremidad me hizo volver a dirigir mi atención al ser frente a mí, los brillantes ojos seguían con la mirada clavada en mí, como si a través de la oscuridad pudiera ver cada movimiento de mis músculos, esperando a ver qué acción tomare. Me levanto poco a poco, tratando de no realizar movimientos bruscos, quisiera hacer tantas preguntas ¿Qué sucede? ¿Por qué hiciste eso? ¿Vas a disculparte o qué? Pero mi voz al igual que la electricidad del lugar no vuelve, solo quedan los sonidos de las gotas de lluvia golpeando con fuerza el techo, las paredes, las ventanas del inmueble; y de pronto, a la par de un tercer estruendo, una sola palabra salieron de sus labios…
- corre -
Corro hasta el baño y me encierro con llave. Hay tanta oscuridad que intento en vano prender la luz subiendo y bajando histéricamente el interruptor. Un grito permanece en pausa en mi garganta, mientras todo está inmerso en una espesa tiniebla. Ahora tiemblo tanto que mi mano aprieta torpemente el botón para desbloquear la pantalla del celular. Levanto la cara y veo mi rostro azulado y el gesto incierto que me devuelve al espejo. Un segundo es suficiente para darme cuenta… algo aguarda por mí en la oscuridad.
¿En serio llevo trabajando 5 horas en esto? Me pregunto a mí mismo mientras que escucho como a afuera la lluvia aumenta de intensidad, guardo el archivo que contiene lo que tal vez sea lo único que pueda salvar mi semestre de repetir una materia que de por si detesto.
La operación se completa y el documento queda a salvo en el pequeño dispositivo en forma de matryoshka, en acto seguido un fuerte estruendo hace que de un pequeño brinco en mi silla, pierdo el equilibrio y caigo de espaldas al suelo, sobo mi nuca y noto que tengo dificultad para ver a mi alrededor, todo estaba oscuro, no escuchaba el sonido del ventilador de mi computadora, la luz se había ido por completo, doy un suspiro agradeciendo que me haya tomado la molestia de guardar el documento hace unos momentos en lugar de esperar a hacerlo hasta mañana… posiblemente me hubiera puesto como mono rabioso – digo a nadie en particular mientras escucho una pequeña risa que proviene de la entrada a mi estudio.
Me levanto en cuestión de segundos no esperando algo más que mi presencia en la pequeña habitación, mis músculos pierden un poco de tensión al más o menos reconocer la figura que se encuentra frente a mí – Oh, eres tu ¿te despertó el aguacero? Fue un fuerte trueno el que sonó hace poco ¿no? – mis palabras salieron en dirección hacia la figura sombría, espere una respuesta, pero esta jamás llego.
-Sé que no te gustan las tormentas pero no te preocupes, mencionaron en las noticias que la tormenta solo será durante la madrugada… al menos eso espero, tengo que entregar este reporte mañana temprano – Como si le hablara a la pared, la figura se quedó ahí, inmóvil, ni una respuesta obtuve, no podía ver muy bien con tan poca luz, si llegó a realizar un gesto no pude notarlo.
Me acerque un poco hacia la puerta, esperando que mi visión se ajustara a la penumbra y asi tener una imagen más clara de lo que había frente a mí – oye, estas muy callada ¿pasa algo? ¿estás bien? – mi vista se aclaró un poco, lo suficiente para reconocer a quien se encontraba frente a mí, una figura fémina tan solo unos pocos centímetros más alta que yo, figura que desde el momento en que note su presencia permanecía con los ojos cerrados, inmóvil, su cuerpo temblaba levemente y sus puños yacían cerrados fuertemente.
Un segundo estruendo se hizo escuchar al mismo tiempo que sentía como el flujo de aire me era cortado, algo no muy grueso pero flexible rápidamente se encontraba enrollado alrededor de mi cuello, podía sentir que mis pies ya no tocaban el suelo de madera, todo fue tan rápido que mis manos tardaron en reaccionar hasta que el instinto llego a ellas, lleve mis palmas hacia el objeto que me mantenía preso, tratando de liberar un poco la presión, podía sentir las ondulaciones y la textura de piel, mis ojos se encaminaron rápido a la figura me observaba desde abajo, un par de ojos lila hicieron acto de presencia, dirigidos directamente a mí, eran fáciles de notar ya que parecían brillar, como si poseyeran luz propia.
Los orbes que me observaban no eran como los que había visto la tarde anterior, estos eran más angostos y enfocados, más que los ojos de una persona parecían los de un depredador que tiene en la mira a su presa. – Oye, po… podrías aflojar un poco, me cuesta respirar, por favor – mis palabras más que el grito que hubiera querido soltar salieron como un suspiro, me faltaba el aire, no sabía si debido a eso mi vista se nublaba o simplemente faltaba más luz en la habitación, un movimiento súbito me saco de mis pensamientos mientras fui arrojado fuera, hacia el frio piso de loseta del pasillo adjunto.
Di un respiro rápido, mis pulmones agradecían el paso del valioso oxígeno, trate de normalizar mi respiración lo más pronto que pudiera pero una fuerte pisada y el crujir del marco de la puerta al ser prensada por una afelpada extremidad me hizo volver a dirigir mi atención al ser frente a mí, los brillantes ojos seguían con la mirada clavada en mí, como si a través de la oscuridad pudiera ver cada movimiento de mis músculos, esperando a ver qué acción tomare. Me levanto poco a poco, tratando de no realizar movimientos bruscos, quisiera hacer tantas preguntas ¿Qué sucede? ¿Por qué hiciste eso? ¿Vas a disculparte o qué? Pero mi voz al igual que la electricidad del lugar no vuelve, solo quedan los sonidos de las gotas de lluvia golpeando con fuerza el techo, las paredes, las ventanas del inmueble; y de pronto, a la par de un tercer estruendo, una sola palabra salieron de sus labios…
- corre -
Corro hasta el baño y me encierro con llave. Hay tanta oscuridad que intento en vano prender la luz subiendo y bajando histéricamente el interruptor. Un grito permanece en pausa en mi garganta, mientras todo está inmerso en una espesa tiniebla. Ahora tiemblo tanto que mi mano aprieta torpemente el botón para desbloquear la pantalla del celular. Levanto la cara y veo mi rostro azulado y el gesto incierto que me devuelve al espejo. Un segundo es suficiente para darme cuenta… algo aguarda por mí en la oscuridad.
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Christian Alejandro Cortez Montoya
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